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miércoles, 28 de abril de 2010

Me tocó la china

La llegada al aeropuerto de Hong Kong destila aires de sofoco. La humedad abre todos los poros de tu cuerpo. Los buses ingleses que no quieren en su islote los burgueses sajones cuando se quedan anticuados y contaminan en exceso, los mandan aquí a morir. En uno de ellos me dirijo hacia la city.

De camino puedo observar gigantescos edificios cercanos al aeropuerto y al puerto mercantil, también gigantesco en número de grúas por lo que se ve. La noche va cayendo y llegando la hora azul. Las farolas comienzan a iluminar los exultantes puentes que comunican Hong Kong con la península, gigantescas infraestructuras al más puro estilo primer-mundista. Ingeniería punta como aquel que dice. Se ve que un grupo de colonos más desarrollados que los autóctonos estuvieron haciendo negocios por la zona.

La ciudad parece muy grande, más a lo alto que a lo ancho. En algún apunte que tengo por aquí leo que tiene más de siete millones de habitantes. Es una explosión de luces multicolor en carteles suspendidos en cualquier parte. Las mejores marcas del mundo rubrican su firma de forma más o menos original.
Hasta los pequeños comercios cuelgan sus luminosos de lado a lado de su calle.

– Watches, watches, hachis sir?
– Pero no jodas que aquí también fabricáis porros!!! Y me vais a venir a tentar ahora que los tenía casi olvidados!!
Eludo la tentación como puedo y continúo mi camino.
– Busca hotel señor?
– No gracias. Ya tengo uno reservado.
El muchacho no desiste y me agarra del brazo para llevarme donde él pretende. Esto es la guerra!!

Cantidades inhumanas de gente pululan por las aceras, apenas nadie respeta los semáforos, ni peatones ni conductores, pero todo fluye.

Más watches, más hachis!! Pero cuanta gente vive de lo mismo? No entiendo bien lo que ven mis ojos. Por un lado una ciudad cosmopolita. Al mismo tiempo, otra tercermundista. Algo bueno que se aprecia a simple vista: una tremenda fusión cultural, la mayoría chinos, como es lógico, con los que cohabitan africanos, hindúes, europeos,... cualquier tipo de nacionalidad se puede ver por la calle. Cualquier lugar es bueno para abrir un pequeño negocio. Hay que subsistir, hay que buscarse la vida como sea.

La ciudad está viva. Corre sangre por sus calles. Es más mi estilo de vida. Descontrol y desconcierto, aunque la veo demasiado europeizada, los metros cuadrados están a precio de oro. No en vano, los inquisidores que pasaron por aquí dejaron su huella bien marcada. Intentan hacer negocio de todo, te cobran la propina por adelantado, algo que detesto. Sólo dejo propina si me gusta el servicio. Y no me gusta que me la pidan.

Comparto habitación con dos chicas europeas. Vienen de un viaje largo, ocho meses, la última parte una larga estancia en Australia. El hotel es una mierda, una auténtica mierda. La habitación minúscula y sofocante. Tienen ganas de irse de vuelta a Europa. Su avión sale mañana. Espero que sus últimos días no malogren su optimismo. Las cucarachas tienen parte de culpa. Son tamaño bigmac. Cumplen su función y se comen la mierda que encuentran. Mantienen el entorno limpio.

Mcperros y Storbas coffees por todos los lados. Das una patada y salen diez. O más. Vaya mierda de comunismo. Si yo mandase aquí, estos no estaban. KFC como no. Y digo yo, ¿pero no se puede comer pollo sin que sea KFC? Yo lo suelo comer en algún puesto callejero y está cojonudo. El rebozado se le parece. ¿No se pueden montar una franquicia que se parezca a Mcperro? Si hace falta se pone un payaso, no es problema. Hay muchos en el circo. ¿Tanta pasta le deja al partido, al régimen? Menudo régimen de mierda. Me ha sentado mal. Es como si llego a Cuba y me encuentro con un Mcperro. Pues le dan por el culo a Fidel. Si defiendes unos ideales, defiéndelos.


A vida o muerte. No seas cafre y te vendas al mejor postor, que para algunos quedarás como una auténtica basura. ¿O es que lo único que cuenta en la vida es el dinero? Puro y aniquilante capitalismo, que convierte a las personas en máquinas de aplastar cabezas de vecinos para ascender más rápido en sus pretensiones. Es como de pronto, mañana os escribo diciendo que retiro todo lo dicho, que el tal Zapato o el Rajas, presente y futuro presidente de ese país aburguesado en el que vivís, me proponen un trabajo . Un buen trabajo perfecto para mí. Cinco mil euros mensuales. Qué diríais? Que soy un bastardo, un vendido. Con toda la razón. Tranquilos que no os voy a dar la oportunidad de decirlo ni aunque vivamos juntos en las seis vidas que nos quedan.

Acabo de llegar y me huele a chamusquina. A puro capitalismo encubierto, tras el rostro de un comunismo idealista que un día quizás fue, pero que dudo mucho que vuelva a ser. Poderoso caballero es DON DINERO.

domingo, 25 de abril de 2010

Reflexión desde la taza

Aquí estoy, delante del pc bebiéndome unas birras bien merecidas y sintiéndome culpable por estar en el proceso de adquirir un ligero pedillo antes de irme a dormir. He pensado que sería bueno hacer un pequeño kit-kat de reflexión en el blog, ya que es mío y escribo lo que me da la gana, pero ahora va a tener que ser con la ayuda de Juan, porque el régimen comunista opina que puede ser perjudicial para sus intereses dejar al descubierto una página como blogger y todos los blogs de opiniones personales y libres que soporta. Castro en Cuba no ha sido capaz de llegar a tal punto y algunos cubanos contrarios al régimen expresan sus ideas por mucho que le pese al todopoderoso.

Ahora que las reflexiones en la taza son más rápidas, de que ya no tienes la tapa calentita para cuando te sientas, el antibacteriológico para desinfectar y sobre todo el chorrito de agua a presión, regulable tanto en presión como en temperatura, confieso que la vida me ha cambiado. No se si a mejor o a peor. Por supuesto que cagar ya no va a ser lo mismo. Faltaría más. Y el que lo ha probado y opina lo contrario, miente. Y si no que se lo digan al fantástico Marín, que de sufrir estreñimiento rutinario y diario en su vida toledana, paso a visitar el trono entre tres y cuatro veces al día. ¿Alguien es capaz de entender ese cambio de actitud?

Bromas aparte, el otro día me encontré en el facebook con un amigo de la infancia. Nos conocemos desde enanos, pero no nos vemos mucho. En nuestras últimas coincidencias públicas, siempre hemos compartido unos porrillos y unas risas, que nunca vienen nada mal, ni lo uno ni lo otro. Le preguntaba que era de su vida, y me dijo que estaba de director en una sucursal de un banco importante español. No jodas! Que tuviste que hacer para estar ahí si todavía no tendrás ni treinta años!- le pregunté estupefacto. Y con una sorna y seriedad de individuo encorbatado que soy capaz de imaginarme desde la distancia, me responde:

– Muy fácil tío. Tú ya sabes cómo es esto. Cuando viene la gente sólo tengo que largarles el mismo cuento que a todos, y después decirles... ande, firme ahí debajo sobre la línea de puntos, que de lo demás ya me encargo yo, jeje (el jefe lo agrego yo).
– Pero, con el compromiso que has adoptado en tu nueva vida, habrás dejado los canutos no?
– Que va macho, he cambiado casi todo en mi vida, soy un capitalista voraz que se ha metido en el sistema a pegar dentelladas a diestro y siniestro, visto como ejecutivo, tengo una apariencia seria,... pero los porros es prácticamente lo único que conservo de mi anterior vida.
– Vaya, yo me he ido a una vida más bohemia que antes he dejado de fumar, el alcohol, hago ejercicio casi a diario, y también he dejado de vestir bien. Como cambian las vidas en poco tiempo cuando les obligamos a hacerlo...

El me dio permiso para transmitir esta entrevista a todos ustedes, aunque paso de desvelar más datos. Como dice mi amigo Iban, todos los secretos no se pueden contar. Pero yo cada vez que pienso en que me tengo que morder la lengua, me hago heridas. Estoy en el mercado desde antes de los veinte, que trabajaba mientras estudiaba para sacarme unas pesetas de aquellos años en alguna mierda de fábrica en la que me destrozaba las manos, y encima tenía que dar gracias. Pronto me di cuenta de la situación y empecé a buscar un camino alternativo que me sacara de la vida en la que me iba a meter siendo consciente. Poco a poco crecí, eligiendo bien los caminos y echando pulsos a todo lo que se me ponía por delante. Tengo amigos y enemigos por muchos lugares del mundo, algunos han crecido a la vez que yo, están bien situados en bancos, inmobiliarias, televisiones, periódicos,... e incluso me consta que algunos leen el blog. Y les gusta. Les considero gente inteligente (a los amigos y a algunos enemigos) que han sabido llegar donde están por méritos propios hasta donde yo sé, de puertas para dentro vete tú a saber. Todos saben igual que yo que este mundo está hecho una mierda, y que no va a ser fácil cambiarlo. Y menos si cada uno va a lo suyo.

En España pasa algo muy gracioso desde tiempos inmemoriales. Hay una división en su sociedad, una brecha abierta que hace a la gente remar cada uno hacia un lado. Se heredan las creencias políticas y religiosas en el ámbito familiar, cuando en realidad es poca gente la que tiene idea de religión y no digamos de política. Quien no ha escuchado decir en su entorno, “Tranquila abuela, yo te preparo el voto y venimos a buscarte para que vayas con nosotros” o “Yo voto lo mismo que mi difunto marido votó toda su vida”. Lo que parece que nadie se da cuenta es que todo es la misma porquería, las mismas ideas obsoletas año tras año que no funcionan y hacen que la sociedad no evolucione. Así que cada uno sigue remando en distinto barco, y mientras esto ocurra y no haya un consenso, no hay evolución, eso queda más que claro. Para evolucionar en un país sin recursos como es España hace falta gente inteligente, lo que brilla por su ausencia. Los hay, pero son los menos. Yo elijo evolucionar y achico lastre. Nunca voté en mi país, y estoy totalmente convencido de que no votaré nunca jamás. Me voy a remar con quien si tiene ganas de evolucionar, con los que tienen ganas de salir adelante sin luchas tribales que no sirven más que para perder el tiempo. Aún no sé dónde está ese lugar, pero estoy seguro que lo encontraré.

Y como lo importante es uno mismo, y todos somos el ombligo del mundo, si nada cambia, yo seguiré igual de tiburón que todos, me acercaré de vez en cuando a las costas de España por el mediterráneo, pegaré un mordisco con mi poderosa mandíbula y me llevaré mi presa para comérmela lejos y compartirla con quien me apetece, con quien necesita, con quien tiene hambre, porque ahora es así la vida, de poder, de fuerza, de ladrones y avariciosos, y aunque parezca un contrasentido que yo me acerque a esas costas a por comida para saciar mi apetito, es mi terreno, es donde me han criado, donde me han enseñado cómo actuar, primero mis padres, luego los curas y la sociedad, y finalmente, cuando me di cuenta del juego, soy yo mismo el que dirige las riendas.

Así que tener cuidado, si un día os estáis bañando por una de esas masificadas playas del mediterráneo y veis una aleta acercarse, huir, porque puedo ser yo que se aproxima a pegar unas dentelladas y escapar nadando raudo y veloz. Y si no soy yo será algún otro tiburón hambriento y voraz que no dejará títere con cabeza.

Animo a todos, subiros rápido al tren que si lo perdéis ya no vuelve. Y no os equivoquéis de ventanilla, porque igual vais mirando por la que no es. No os voy a decir que no tengáis prisa porque es mentira. No hay para todos, sólo para unos poquitos. Así que.... o veloces, audaces y bastardos... o estáis jodidos.
lunes, 19 de abril de 2010

Quién dice dinero, dice poder


Dice mi primo que como siga criticando de la forma que lo hago a todos los países por donde voy pasando, va a llegar un momento que no me van a dejar entrar en ninguno. Tengo que decirle que cuando eso ocurra, si es que ocurre algún día, que espero que sí, estaré totalmente satisfecho porque habré cumplido con uno de mis objetivos. Para hablar sobre las cosas bonitas y que bien funcionan, lamer culos y comer pollas ya estamos muchos en este mundo. Lo que hace falta es gente que diga la verdad, que no se calle ni debajo del agua, tanto para bien como para mal. Por eso estoy eliminando datos como apellidos, fechas de nacimiento,... de las páginas de contacto social en las que participo, porque tengo ganas de batalla, de meterme en líos y que les cueste trabajo seguirme la pista.

Él se acaba de comprar un plasma sesenta pulgadas, creo que no lo había más grande. Acompañado de una xbox, claro está. Un canuto y una birra después de trabajar, y también se puede decir que es uno de los tíos más felices del mundo sin tener que irse a tomar por el saco, como hago yo. Belén Esteban, el gordo de gafas de la cara redonda que le acompaña, Gran Hermano, Generación NINI, el tal Escassi, que para mí era uno de los tipos que mejor se lo montaba en España antes de irme, acompañan sus momentos libres de ocio. Los fines de semana, una botellita de JB si acaso para amenizar la noche,... y poco más que rascar. Así está infinidad de gente, miles, yo creo que la inmensa mayoría. Le pongo a él como ejemplo porque es el que más cerca tengo. Por no hablar de mi hermano, que lo tengo más lejos, pero es caso aparte. Con todo el cariño primo, tú lo sabes.

Japón es más de lo mismo, el mismo perro con distinto collar. Sí cambian algunas cosillas, pero lo esencial no es diferente. Quizás sorprenda en un principio la majestuosidad de las ciudades, el bullicio incansable de gente, los edificios megalíticos, los ferraris y lamborginis que se ven a cada rato, las tiendas de primeras marcas mundiales de diseño mega exclusivo y precios desorbitados,... todo eso cohabita junto en muchas de las ciudades del país nipón.

Cuando llego a un país que no conozco, además de que nunca sufro yet-lag, todo eso lo obvio. Ni siquiera me interesa. Tengo que llegar más allá, mucho más allá, y nunca sé de cuanto tiempo dispongo. Así que tiro la mochila en el primer sitio que puedo y me pongo a caminar, a recorrer, a husmear, a esconderme, curiosear y analizar pros y contras. Los pros son pros. Lo bueno siempre está bien. Siempre se puede mejorar, pero de entrada, ya está bien. Que más queremos. Hay que ver los contras. Si son graves, si reparables, si se adaptan a mi filosofía de vida, si coinciden con mis valores,... los primeros días siempre hay mucho trabajo que hacer, de síntesis y análisis.

Y para mí Japón tiene un montón de contras insuperables, como los tiene Europa, EEUU, el primer mundo en general. Cuando viajas, cuanto más viajas, te conviertes en mejor viajero, mejor observador, captas más rápido la pura esencia de la vida de cada lugar, más aún cuando la tienes que captar desde el punto de vista fotográfico. El que está viendo mis fotos, y sobre todo el que sabe verlas, como hay casos, se dará cuenta de que no hay implicación, de que hay distancia, las compara con las anteriores de Madrid y ve que a mi me gusta implicarme, y en Japón algo no me lo permite. Quizá el idioma? Quizá los seis meses que son necesarios para superar esa barrera dialéctica? Algo más. La sensación de no encajar, de no sentir, la falta de colores, la visión de un mundo mecánico, perfecto en su apariencia pero resquebrajado en su interior.

En Japón se están preparando para una gran explosión económica. Se prevé en un futuro muy cercano. Son inteligentes. Mucho más que nosotros. El emperador ya tiene un mensaje escrito por sus asesores, para salir a leerlo en televisión a todos los ciudadanos. Juan Carlos I debería ir pensando en escribir algo, porque aseguran la la onda expansiva del tsunami financiero no va a dejar títere con cabeza, ni en Europa ni en EEUU. Así que os animo a que no trabajéis demasiado por levantar algo que se os va a volver a caer en un breve espacio de tiempo. Preocuparos más por buscar otro estilo de vida, otra forma de subsistencia diferente a la que conocemos, a la que nos han impuesto porque sí. ¿Qué no es posible?¿No existe? Sí,claro que sí. Os aseguro que existe. Hay que buscar, buscar y buscar, quizás pasarse toda la vida buscando, a veces para no encontrar nada.

Pero no me llaméis aguafiestas ni tío chungo, o si queréis llamármelo. Yo sólo aviso, que dicen que el que avisa no es traidor. Creo que hay que venir a Japón. Alguien con espíritu viajero tiene que visitar el mundo entero, mamar de todas las culturas lo que le interesa y escupir lo que no interesa. Para mí el mundo es como un inmenso supermercado donde voy comprando de lo que no tengo. En Japón he comprado, claro, pero me pilla en otra fase de mi vida. Hace diez años hubiese comprado mucho más. Pero hace diez años estaba demasiado ocupado en España fabricando billetes para poder estar aquí ahora.

Yo soy un viajero sin madurar aún, en plena pubertad. Apenas conozco veinticuatro países de los doscientos dos que hay actualmente en el mundo. Y eso de conocer, entre comillas, porque a veces conoces un dos por ciento del país en el que te encuentras. Viajar te hace inteligente, como nos explicaba en clase el maestro Momeñe. Lo importante es el viaje en sí. Cuando uno llega a su destino. La vida pierde parte de su encanto.
viernes, 16 de abril de 2010

Regreso al presente

Desde casa de Noriko llego hasta la estación de Namba, coger el tren Nankai line y dirigirme al aeropuerto internacional de Kansai, a unos setenta kilómetros de la ciudad de Osaka, desde donde sale el avión que me tele-transportará a Hong Kong.

A mitad de camino el tren se para en medio de una estación. Voy en el último vagón, donde va una chica controlando la parte trasera del tren. La espera pasa de veinte minutos, y algunos pasajeros comienzan a llegar por aquí con quejas y gruñidos, supongo que llegan tarde donde van. No me entero de nada. Pasados treinta y cinco minutos el tren arranca de nuevo y pasa despacio la estación de Matsunohama. Es el semi-expres. En algunas para y en otras no. Cuando pasa mi vagón por donde se encuentra la gente, un acto reflejo me hace mirar por la ventana. OSTIAS!!!... se me escapa sin querer, al ver el cadáver de una persona tirado en el andén, cubierto por una sábana blanca llena de sangre por algunas partes donde hubo desmembramiento. Nadie levanta la cabeza de sus teléfonos, de sus MP4 o sus sudokus. Nadie habla nunca en tren o metro. Sólo el tipo que va junto a mí, levanta la cabeza un par de segundos, me mira y me dice con sus ojos: “que pasa chico, ¿nunca has visto un muerto?”. Baja la mirada y sigue con lo suyo.

Todos sabían lo que ocurría menos yo. Pero en Japón es normal suicidarse. Unas treinta mil personas se quitan la vida cada año. Metro y tren es la forma más habitual que tienen de encontrar la puerta de salida de la isla. Las islas están rodeadas de agua, de mares furiosos que determinan necesitar dinero para escapar de ellas. Hay cobardes que ven la solución en matarse. Lo prefieren así que intentar huir atravesando a nado demasiados kilómetros de agua. Mejor morir así que morir ahogado, deben pensar. Quizás ni siquiera sepan nadar.

Llego al aeropuerto y me bajo del tren al que subí haciendo transbordo tres estaciones antes. Sigo con el trauma del suicidio que he visto en la cabeza. Soy de pueblo, que le vamos a hacer. Me bajo sin pagar, a la revisora no le da tiempo a cobrarme. Tengo tiempo. Deambulo un poco antes de hacer el check-in. Los mostradores de Air China se encuentran en la parte derecha de la tercera planta. Está hasta la bandera. Espero a que se despeje un poco y me incrusto en la cola. Llego de los últimos. La chica no me encuentra entre los pasajeros. Consulta tras consulta, determina que compré tarde mi pasaje, por lo tanto, el veredicto es.... overbooking!!! Se queda usted tirado aquí como una colilla hasta el próximo vuelo con vacante que sale.... dentro de cuatro días. Una prueba de paciencia que me pone la vida.


Por la noche conozco a Samuel, un chico de Hawaii que viene buscando sus raíces por esta parte del mundo. Su familia vive en Filipinas. Me apetece conocer Filipinas. Quizás me apetezca también conocer Hawaii. Me voy a dormir. Tengo que reflexionar y estoy cansado. Sayonara.
miércoles, 7 de abril de 2010

Juan Hombre, Sensei de Senseis.

El viaje avanza. Han pasado tres semanas y he cubierto las espectativas de todo un año. Salí de Durango con treinta kilos en la mochila, veinticinco de ilusiones, dos de ropa y tres de equipo fotográfico. El caso es que el equipaje cada vez pesa más, ropa llevo la misma, que acabo de lavar, y no me he comprado ni un triste filtro para los objetivos, así que debe ser que las ilusiones van en alza.

Hace un par de semanas me encontré en el aeropuerto de Osaka con el equipo de rodaje que venía a trabajaren una película basada en la vida de Juan Hombre, un profesor de ninjitsu que tras un nefasto accidente de tráfico perdió la totalidad de la movilidad de su cuerpo, extremidades superiores, inferiores, hasta la voz. Un médico amigo le dijo que pasaría el resto de su vida en silla de ruedas. Pero su carácter feroz que aún mantiene le obligó a no rendirse. Primero recuperó la facultad de hablar, con mucho entrenamiento comenzó a recuperar sus brazos, y poco a poco fue recuperando fuerza para afrontar la lenta recuperación de sus piernas.

Sentado en el asiento izquierdo del coche, mientras yo conducía en el derecho, de vez en cuando me recordaba donde estábamos. “A la izquierda por la izquierda”, solía decirme en los momentos que se me iba la hoya y me postulaba kamikaze en contramarcha. Me confesaba que estaba cansado, aburrido de entrenar durante los últimos veinte años para no ver apenas avance en su movilidad, de no poder dejar a un lado las muletas y salir corriendo para subir una montaña y asfixiar a todos los japoneses que le siguieran. Le frustraba ver a gente haciendo ninjitsu, o karate, o cualquier otro arte marcial y no poder unirse a ellos para aprender y enseñar lo que el sabe.

Pero lejos de lo que pueda parecer, el hombre Juan rebosa vitalidad y ganas de vivir. Apenas se le ven momentos de bajón, y si los tiene le duran muy pocos segundos. Siempre que tiene un hueco escribe en su pequeño ordenador portátil que compró por un precio desorbitado en alguna galería del timo que tanto florecen por Europa, o España, o primer mundo ( llámese como se quiera) con la intención de editar su siguiente libro con el que pretende llegar a su público, tanto a amigos como a enemigos.

En resumen, sin comerlo ni beberlo me vi implicado en un proyecto repleto de ilusión, llevado a cabo por el empuje incansable de uno de sus alumnos más aventajados y por el resto de componentes que nos fuimos implicando cada vez más a medida que transcurrían los días. Las expectativas se fueron cumpliendo con creces y el ambiente de rodaje fue estupendo, lleno de risas o ocurrencias de todo tipo, con personajes con caracteres bien dispares que en la práctica congeniaron perfectamente. Y sin el objetivo del dinero como base primordial y fundamental.

Queda demostrado que más allá de toda la mierda de ideales políticos, objetivos económicas y discrepancias sociales, cuando un grupo de personas se une para trabajar con el corazón, la vida fluye alrededor más bonita, con otro color, otro olor, otras sensaciones, no sabe a hierro ni es tan dura como tal.

Desde aquí; Osaka en este mismo instante y mañana vete tú a saber donde, quiero rendir homenaje al sensei Juan Hombre, por echarle dos cojones a la vida, por no arrepentirse de nada de lo que le pasó ni querer cambiar nada que es y tiene que ser, para que siga entrenando por el resto de su vida hasta que consiga mandar al carajo esas muletas que le persiguen, y demuestre a todo el que se ponga delante que de ilusiones también se vive, y que el que no las tenga está jodido.

Apuesto por ti SENSEI.