Mi foto
MundosInsolitos
Ver todo mi perfil

Seguidores

viernes, 26 de abril de 2013

Full moon


"Full moon" en Katmandú, una de esas ciudades del mundo con la que de pequeño soñé despierto. Hoy hubo festival en el "monkey temple", la gente se divirtió bebiendo, los demás nos divertimos mirando. Entre treinta y treintaicinco, me permito un baremo de cinco grados centígrados para adivinar la temperatura predominante en el día.

 
Es una ciudad áspera, de esas que se atragantan un poco al entrar. Demasiada gente, demasiado tráfico, sumas y restas dan lugar a demasiada polución, lo mismo de siempre en cualquier ciudad grande del mundo, y eso que la gasolina está por las nubes, quien lo diría.


Aquí internet es un lujo más que una necesidad, la mayoría de las veces puede llegar a serlo una simple sandía.

Siempre recuerdo esas palabras de un buen amigo: "nunca encontrarás el mejor lugar para quedarte, solo existe dentro de tu mente".

Encuentro a Fred en el camino, se le ha reproducido el cáncer y ha venido para subir por última vez hasta el campo base del Everest. Las fuerzas le han fallado y se ha dado la vuelta, dice que abandona la montaña, ahora prefiere viajar, vivir viajando, vivir tranquilo.

 
Buceando entre palabras le cuento que el viaje no es fácil, este tipo de viaje que el pretende obliga a desprenderse de todo, a vivir casi con lo puesto, a perderlo todo de un dia a otro, a dejar en el camino bonitos proyectos, bonita gente, bonitos sentimientos, para continuar solo. Por otro lado aprenderá a ver dentro de la gente, sobre todo dentro de el mismo, porque mirar es fácil, pero no siempre es sinónimo de ver.


Huye de un sistema que le acosaba, le encorsetaba y le tapaba la boca, por eso ha tenido que abandonarlo todo y venir a vivir a un dormitorio compartido con diez camas y sus respectivos inquilinos a un euro el día, donde a cada momento aprendes algo nuevo, sobre todo a ser tolerante y a no tener intimidad. Basta eso y un par de "chawmein" y unos cuantos “chais” al día, para disfrutar la vida con una sonrisa, como si cada minuto fuera el último que queda para que alguien venga a apagarte la luz.