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miércoles, 26 de junio de 2013

Artistas de sus vidas

Los últimos meses del viaje de la vida los he compartido con Chloe, sin haber cumplido la mayoría de edad la encontré en un bonito parque de la ciudad colombiana de Cali, solitaria como buena viajera, pintando en su cuaderno de notas y dibujos, su diario de viaje. Tenía una carta con la autorización de sus padres para poder salir del país, eso ya me puso en alerta de que estaba frente a alguien especial. Desde allí gestamos la idea de viajar por Asia.
Su viaje era parte de un sueño, un deseo que guardaba desde niña, y un descanso en sus estudios para poder descubrir que quería hacer con su vida. Los encuentros no son casuales, siempre ocurren por algo.
Antes de volar a su casa, le pedí que escribiese sobre el viaje, para compartir un texto en el blog, que cada vez atiendo menos. No tengo mucho más que decir, prefiero escuchar lo que dice ella. Su viaje y el mío se reflejan en el mismo espejo.


Mientras que me siento en la estación de tren de Aranyaprathet, un pueblo cerca de la frontera tailandesa con Camboya, pienso en la vida y en el viaje que me llevó hasta este momento de mi vida en este lugar dado. Esta noche va a ser la última de muchas noches pasadas en estaciones de tren durante este viaje, pero habrá más en otros viajes. Espero el tren que sale en la mañana y que me lleva hasta Bangkok, donde tengo mi vuelo para volver a Francia. Aquí, la estación de tren no es como las que conozco de India, llena de gente durmiendo en el suelo por todos lados. En esta solo hay una mujer tumbada en el banco, intentando dormir. Se puso muy contenta de ver que esa noche no la iba a pasar sola.

Estos últimos diez meses estuve en tres continentes diferentes, viajando por nueve países diferentes; Colombia, Tobago, Inglaterra, Francia, España, Tailandia, India, Nepal y Camboya, y en este tiempo, aprendí más que en mis 17 años anteriores estudiando en la escuela y el colegio. Fui a la Universidad del mundo y aprendí de los maestros de la vida. Tuve la suerte de pasar por el mundo real, el mundo de la supervivencia, donde la gente aprecia las pequeñas cosas. Pronto vuelvo a un lugar donde todo es fácil, donde todo está en la mano. Un lugar donde no tienes que pensar en si vas a enfermar si bebes el agua del país, donde hay agua caliente para ducharse y un buen colchón para dormir. Un mundo en que la gente no sabe vivir sin teléfono o internet, donde los coches respetan a los semáforos y dejan a la gente cruzar la calle. Un mundo en que no puedes pasar en bicicleta saludando a los desconocidos sin arriesgarte a una reputación de loco, donde la gente nos juzga por nuestra ropa y nos mira si andamos por la calle descalzos.

Conocí  a mucha gente en mi camino, algunos amigos para la vida, otros solo pasajeros, mandados por alguien para ayudarme de alguna manera. Pero todos han sido, y siguen siendo, mis profesores. Aprendí mucho de todos los que he conocido, sobre cómo hay que ser, pero también sobre como no hay que ser. En este viaje he vivido muchas vidas muy distintas. He compartido mi comida y mi cama con los pobres, mientras ellos compartían conmigo, y también he vivido la vida de gente famosa, viéndome en la televisión y en el periódico, bailando en la calle, haciendo feliz a la gente.

Viajar me abrió la mente, me mostró que no solo hay un camino en la vida, sino muchos distintos y ninguno bueno o malo. Me enseñó que el dinero no hace feliz a la gente, les pudre la mente. Este viaje me ayudo a ver que soy más loca que  lo que pensaba, pero también para darme cuenta que en realidad, no me importa lo que piensan los demás, porque esta vida es mía para vivir como quiero. Ahora aprecio más lo que tengo, la familia y el país en que nací. Me doy cuenta de la suerte que tengo de no tener ninguna represión religiosa en mi vida.

Viajar me enseñó como viajar, me enseñó a mostrar mi carácter  contra lo malo del mundo donde vivimos y a pelear por lo que quiero ser en esta vida. Pero sobre todo, viajar me enseñó como vivir. Mi viaje empezó el día 17 de septiembre 2012 y ahora sigo mi camino, viajando, y lo haré siempre. Mi vida es un largo viaje en que cada día es el comienzo de una nueva aventura.




Fue un verdadero placer compartir este viaje contigo, me enseñaste muchas más cosas de las que imaginas, sobre todo a tener mucha más fe en los más jóvenes, sois el verdadero futuro presente.  La vida es un viaje, un único viaje, un viaje único. Estoy más que seguro que harás una bonita obra de arte con tu vida. Si yo fuese uno de los maestros de la vida y tuviese que ponerte una nota…….. INSUPERABLE.