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lunes, 19 de abril de 2010

Quién dice dinero, dice poder


Dice mi primo que como siga criticando de la forma que lo hago a todos los países por donde voy pasando, va a llegar un momento que no me van a dejar entrar en ninguno. Tengo que decirle que cuando eso ocurra, si es que ocurre algún día, que espero que sí, estaré totalmente satisfecho porque habré cumplido con uno de mis objetivos. Para hablar sobre las cosas bonitas y que bien funcionan, lamer culos y comer pollas ya estamos muchos en este mundo. Lo que hace falta es gente que diga la verdad, que no se calle ni debajo del agua, tanto para bien como para mal. Por eso estoy eliminando datos como apellidos, fechas de nacimiento,... de las páginas de contacto social en las que participo, porque tengo ganas de batalla, de meterme en líos y que les cueste trabajo seguirme la pista.

Él se acaba de comprar un plasma sesenta pulgadas, creo que no lo había más grande. Acompañado de una xbox, claro está. Un canuto y una birra después de trabajar, y también se puede decir que es uno de los tíos más felices del mundo sin tener que irse a tomar por el saco, como hago yo. Belén Esteban, el gordo de gafas de la cara redonda que le acompaña, Gran Hermano, Generación NINI, el tal Escassi, que para mí era uno de los tipos que mejor se lo montaba en España antes de irme, acompañan sus momentos libres de ocio. Los fines de semana, una botellita de JB si acaso para amenizar la noche,... y poco más que rascar. Así está infinidad de gente, miles, yo creo que la inmensa mayoría. Le pongo a él como ejemplo porque es el que más cerca tengo. Por no hablar de mi hermano, que lo tengo más lejos, pero es caso aparte. Con todo el cariño primo, tú lo sabes.

Japón es más de lo mismo, el mismo perro con distinto collar. Sí cambian algunas cosillas, pero lo esencial no es diferente. Quizás sorprenda en un principio la majestuosidad de las ciudades, el bullicio incansable de gente, los edificios megalíticos, los ferraris y lamborginis que se ven a cada rato, las tiendas de primeras marcas mundiales de diseño mega exclusivo y precios desorbitados,... todo eso cohabita junto en muchas de las ciudades del país nipón.

Cuando llego a un país que no conozco, además de que nunca sufro yet-lag, todo eso lo obvio. Ni siquiera me interesa. Tengo que llegar más allá, mucho más allá, y nunca sé de cuanto tiempo dispongo. Así que tiro la mochila en el primer sitio que puedo y me pongo a caminar, a recorrer, a husmear, a esconderme, curiosear y analizar pros y contras. Los pros son pros. Lo bueno siempre está bien. Siempre se puede mejorar, pero de entrada, ya está bien. Que más queremos. Hay que ver los contras. Si son graves, si reparables, si se adaptan a mi filosofía de vida, si coinciden con mis valores,... los primeros días siempre hay mucho trabajo que hacer, de síntesis y análisis.

Y para mí Japón tiene un montón de contras insuperables, como los tiene Europa, EEUU, el primer mundo en general. Cuando viajas, cuanto más viajas, te conviertes en mejor viajero, mejor observador, captas más rápido la pura esencia de la vida de cada lugar, más aún cuando la tienes que captar desde el punto de vista fotográfico. El que está viendo mis fotos, y sobre todo el que sabe verlas, como hay casos, se dará cuenta de que no hay implicación, de que hay distancia, las compara con las anteriores de Madrid y ve que a mi me gusta implicarme, y en Japón algo no me lo permite. Quizá el idioma? Quizá los seis meses que son necesarios para superar esa barrera dialéctica? Algo más. La sensación de no encajar, de no sentir, la falta de colores, la visión de un mundo mecánico, perfecto en su apariencia pero resquebrajado en su interior.

En Japón se están preparando para una gran explosión económica. Se prevé en un futuro muy cercano. Son inteligentes. Mucho más que nosotros. El emperador ya tiene un mensaje escrito por sus asesores, para salir a leerlo en televisión a todos los ciudadanos. Juan Carlos I debería ir pensando en escribir algo, porque aseguran la la onda expansiva del tsunami financiero no va a dejar títere con cabeza, ni en Europa ni en EEUU. Así que os animo a que no trabajéis demasiado por levantar algo que se os va a volver a caer en un breve espacio de tiempo. Preocuparos más por buscar otro estilo de vida, otra forma de subsistencia diferente a la que conocemos, a la que nos han impuesto porque sí. ¿Qué no es posible?¿No existe? Sí,claro que sí. Os aseguro que existe. Hay que buscar, buscar y buscar, quizás pasarse toda la vida buscando, a veces para no encontrar nada.

Pero no me llaméis aguafiestas ni tío chungo, o si queréis llamármelo. Yo sólo aviso, que dicen que el que avisa no es traidor. Creo que hay que venir a Japón. Alguien con espíritu viajero tiene que visitar el mundo entero, mamar de todas las culturas lo que le interesa y escupir lo que no interesa. Para mí el mundo es como un inmenso supermercado donde voy comprando de lo que no tengo. En Japón he comprado, claro, pero me pilla en otra fase de mi vida. Hace diez años hubiese comprado mucho más. Pero hace diez años estaba demasiado ocupado en España fabricando billetes para poder estar aquí ahora.

Yo soy un viajero sin madurar aún, en plena pubertad. Apenas conozco veinticuatro países de los doscientos dos que hay actualmente en el mundo. Y eso de conocer, entre comillas, porque a veces conoces un dos por ciento del país en el que te encuentras. Viajar te hace inteligente, como nos explicaba en clase el maestro Momeñe. Lo importante es el viaje en sí. Cuando uno llega a su destino. La vida pierde parte de su encanto.

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